La reactivación de los vuelos ha comenzado a tomar forma. Luego de meses de un alto prácticamente total, una nueva serie de medidas preventivas buscan generar las condiciones para evitar contagios a bordo de los vuelos, un proceso en el que tanto la tripulación como los usuarios jugarán un rol crucial.
Uno de los primeros cambios que los pasajeros verán son los requerimientos que las aerolíneas solicitarán para abordar un vuelo. El uso de cubrebocas y la toma de temperatura previa al abordaje serán dos de los principales
A esto se suman protecciones intercambiables adicionales de plástico sobre los pasillos, que junto a la sanitización de los aviones, formarán parte de los preparativos previos a cada vuelo.
Los tiempos de abordar por grupos y levantarse del asiento en cuanto aterriza el avión quedarán atrás. Para evitar las aglomeraciones, la compañía implementará un abordaje comenzando por las filas traseras, esto para evitar el continuo movimiento de personas en cabina, que se realizará en una sola fila.
De manera similar, al llegar a su destino, los usuarios deberán permitir que las filas delanteras salgan primero. La sanitización consiste en la limpieza completa de asientos, pantallas y toda aquella superficie con la que el pasajero tenga contacto, mientras que la nebulización contempla el esparcimiento de los químicos necesarios en la aeronave para eliminar los virus. Además, las amenidades que se entreguen a los usuarios también estarán sanitizadas, aunque algunos dejarán de entregarse, como el caso de las almohadas.
Por ello, el tiempo que pasa entre el desembarque de un vuelo y el abordaje, usualmente de media hora, requiere de 10 a 15 minutos adicionales, explica el primer oficial, aunque esto dependerá del tamaño del avión. A pesar de las medidas precautorias y preventivas, los casos de COVID-19 a bordo no son imposibles, por lo que cuando se detectan casos sospechosos se pone en marcha un protocolo para mitigar los posibles riesgos.
Aunque la tripulación a bordo no tiene la facultad de confirmar un caso de COVID-19, si identifican los síntomas en una persona la pondrán en aislamiento procurando que las filas a su alrededor estén desocupadas, o bien, en una habitación cuando el avión disponga de ella.
Cuando el vuelo llega al destino, se sanitiza e ingresan las autoridades médicas, quienes harán el desembarque de manera que nadie tenga interacción con la persona sospechosa de enfermedad.
El seguimiento de estas medidas es esencial no sólo para abordar un vuelo, sino para evitar sanciones. Las autoridades explican que quienes no siguen estos protocolos, los llamados pasajeros disruptivos, se someterán a tres escenarios: una advertencia verbal, otra a través de una carta firmada por el comandante en turno y, si hay reticencia del pasajero, el avión puede desviarse para aterrizar y ser remitido a las autoridades.
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